Por tres largos años de mi niñez viví una horrenda experiencia que destruyó mi inocencia. Mientras esto sucedía un espíritu recalcaba en mi mente, que Dios me había hecho una mujer atrapada en un cuerpo de un hombre y que solo podría ser feliz viviendo con otro hombre; haciéndome creer que era un error de la creación, estrategia usada para negar el plan perfecto de Dios. Pesadilla causada por una violación sexual la cual fui víctima cuando tenía apenas 9 años de edad; más la soberanía de Dios se impuso sobre todas las cosas.
