Todas las empresas, independientemente del tamaño, se deben gestionar para asegurar su permanencia en el tiempo; asimismo, las marcas deben ser administradas de forma estratégica para optimizar los recursos y lograr mayor reconocimiento en los consumidores actuales y futuros.Existen muchos caminos para orientar la gestión; algunos de ellos incluyen: procesos de benchmarking (estudiar qué hacen los competidores y adaptarlo a un mercado y necesidades específicas); revisar agendas de ciudad (por ejemplo, Medellín, Ciudad Cluster), nacionales (Acuerdos para la Prosperidad), internacionales (Objetivos de Desarrollo del Milenio, Unesco, proyectos del BID); elaborar un marco lógico, prospectiva, planeación por escenarios, competitividad, desarrollo, entre otros.Según estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2012), las pymes en América Latina se caracterizan por su extrema heterogeneidad; algunas responden a necesidades individuales de autoempleo o supervivencia, y otras son capaces de aprovechar oportunidades de mercado orientadas por una gestión eficiente e innovadora;[?] en el extremo opuesto se encuentran pymes de alto crecimiento, conocidas como "gacelas", que tienen un comportamiento bastante más dinámico -en materia de facturación y creación de puestos de trabajo- y cuyo desempeño responde al aprovechamiento de oportunidades de mercado a través de una gestión empresarial eficiente e innovadora. Por tanto, el concepto de tamaño de empresa oculta una realidad muy diversa sobre este tipo de unidades productivas (OCDE/CEPAL, 2012, p. 48).