Nadie desaprobó la urgente implementación del Plan Lector en las escuelas del país, pero pocos advirtieron el gravísimo vacío que revelaba: la carencia de material informativo y reflexivo en torno a la creación para el público infantil y, sobre todo, la frágil formación especializada del magisterio nacional. Una vez más, librado a una escasa preparación artística, sin canales de crítica para la literatura infantil y sometido a una poderosa industria editorial, el docente vio pronto incrementada su tarea pedagógica y se sintió condenado a un arduo tanteo de ciego: ¿cómo transmitir en el aula el sortilegio de un cuento o de un poema cuando se sabían ajenos al misterioso tejido de tropos y simulaciones? Este magnífico trabajo se propone esclarecer juicios críticos de carácter social y estético vinculados a la creación literaria para niños, trazar un desarrollo histórico del género y ofrecer una amplia galería de los mejores textos escritos desde el siglo XVII hasta la actualidad. De esta manera, los docentes encontrarán un paisaje matinal para contemplar y cuestionar en bien de nuestra educación.