Frente a la pluralidad de voces y transformaciones actuales, la Universidad Católica reflexiona y debate sobre el camino para seguir a partir de los cambios que ofrecen nuevas preguntas y piden respuestas renovadas. Este planteamiento no se requiere por pensar al cambio cultural como una amenaza, ni propone una mera adecuación a las provocaciones de la época. Se trata de ser fieles a la misión original de la universidad en contextos diversos para transitar un camino de actualización desde la memoria, la lectura histórica y la exploración de sus fundamentos. Tal como lo dijera Juan Pablo II, "las universidades católicas están llamadas a una continua renovación, tanto por el hecho de ser universidad, como por el hecho de ser católica" (ECE,7), y es dentro del espíritu de Concilio Vaticano II que la Universidad se piensa a si misma.